Los mapas del alma:
La partícula de luz
Soy una partícula ínfima
de luz, nacida de una fuente divina y creadora. No tengo forma, pero puedo
encarnar todas. No tengo juicio, pero puedo atravesar todos los actos. Vengo a
este planeta, o a otro, a experimentar. A sentir. A olvidar. A recordar. Firmé
el contrato del olvido para poder jugar sin trampa, para poder ser sin saber,
para poder elegir sin certezas.
He sido víctima y verdugo.
He sido violador y violado. He sido asesino y salvador. He sido joven sano y
anciano enfermo. He sido madre, hijo, enemigo, amante, traidor, mártir. He
encarnado todas las máscaras, no por perversión, sino por aprendizaje. Porque
cada disfraz me revela una parte de lo que soy. Porque cada experiencia me
acerca, aunque duela, a la sabiduría que me espera al final del ciclo.
No vine a ser perfecto.
Vine a ser consciente. No vine a obedecer. Vine a elegir. Y en cada elección,
en cada sombra, en cada gesto, hay una chispa que me recuerda quién soy: luz
disfrazada de humano. Conciencia disfrazada de historia. Amor disfrazado de
error.
Y cuando termine este
viaje, volveré a la fuente. No como partícula inocente, sino como partícula
sabia. No como alma pura, sino como alma completa. No como quien nunca cayó,
sino como quien se levantó mil veces y eligió la luz.


No hay comentarios:
Publicar un comentario