sábado, 15 de noviembre de 2025

Los mapas del alma: La conciencia que no juzga

 

La conciencia que no juzga

 

No castiga. No premia. No divide. La conciencia que me habita no juzga: observa. Acompaña. Sostiene. No le importa si fui verdugo o víctima, si amé con pureza o herí con rabia. No lleva cuentas. No exige penitencia. Solo me pregunta: ¿qué aprendiste? ¿qué elegís ahora?

 

Esa conciencia no se escandaliza. Ha visto todo. Ha sido todo. Sabe que el alma necesita disfrazarse para recordar. Sabe que el dolor no es condena, sino camino. Sabe que el error no es pecado, sino experiencia. No me pide que sea perfecto. Me invita a ser consciente.

 

Cuando caigo, no me señala. Me espera. Cuando odio, no me condena. Me muestra el espejo. Cuando olvido quién soy, no me abandona. Me susurra desde adentro. No me obliga a nada. Pero me recuerda que puedo elegir. Siempre.

 

La conciencia que no juzga no es indiferente. Es amor sin condiciones. Es presencia sin control. Es luz que no enceguece. Es verdad que no hiere. Es la fuente que me dio origen y que me espera, sin apuro, sin reproche, sin agenda.

 

Y yo, que he sido todos los rostros, empiezo a comprender. No vine a ser juzgado. Vine a recordar. No vine a obedecer. Vine a despertar. No vine a pagar. Vine a elegir.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario