viernes, 21 de noviembre de 2025

Los mapas del alma: La caverna del alma herida

 


La caverna del alma herida

 

No es un lugar de castigo. Es un santuario. Aunque duela, aunque asuste, aunque parezca que no hay salida. La caverna del alma herida no está para encerrar: está para revelar. Allí, el alma se encuentra con lo que evitó, con lo que negó, con lo que dolió tanto que prefirió olvidar.

 

Las paredes no juzgan. Solo reflejan. Reflejan el abandono, la traición, la humillación, el miedo. No para repetirlos, sino para nombrarlos. Porque lo que se nombra, se transforma. Lo que se escucha, se libera. Lo que se abraza, se sana.

 

En esta caverna, el alma tiembla. Llora. Se desarma. Pero no está sola. Hay presencias que acompañan. Hay memorias que se ordenan. Hay criaturas que susurran verdades que no se podían decir. Y hay una luz, tenue pero firme, que no viene de afuera: viene del centro mismo del alma.

 

La herida no es falla. Es portal. No es debilidad. Es señal. No es vergüenza. Es mapa. Porque quien se atreve a entrar en esta caverna, quien se queda, aunque duela, quien respira, aunque tiemble… encuentra algo que no sabía que tenía: poder. Sabiduría. Compasión.

 

Y entonces, la caverna deja de ser prisión. Se convierte en templo

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