jueves, 13 de noviembre de 2025

Los mapas del alma: La sentencia tardía


 

La sentencia tardía

 

El reo fue asesinado. No cumplió su condena. No tuvo tiempo de redimirse, de arrepentirse, de comprender. Su muerte fue arbitraria, como tantas otras. La sentencia llegó después, como siempre: tarde, inútil, decorativa. Un papel firmado sobre una tumba. Un veredicto que no redime, que no repara, que no devuelve nada.

 

El tribunal se reúne, como si aún hiciera falta. Los jueces debaten sobre un cuerpo que ya no respira. Se discute la culpa, la intención, el contexto. Se redactan alegatos, se citan precedentes, se pronuncian palabras solemnes. Pero el reo ya no está. Fue asesinado por el sistema que debía juzgarlo. Por la sociedad que lo condenó sin proceso. Por el odio que lo sentenció sin escuchar.

 

La sentencia tardía no es justicia: es teatro. Es el intento de maquillar la crueldad con protocolo. Es el gesto que llega cuando ya no hay ojos que puedan llorar, ni manos que puedan recibir. Es el acto final de un carnaval sin alma, de un tribunal sin Dios, de un mundo que absuelve a los vivos y castiga a los muertos.

 

Y vos, que aún respiras, ¿vas a esperar la sentencia o vas a escribir tu propio veredicto?

 


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