jueves, 4 de diciembre de 2025

Los mapas del alma: La protectora de lo que no se dijo para no dañar.


La protectora de lo que no se dijo para no dañar.

 

No censura. No calla por miedo. No borra. Ella cuida lo que no se dijo porque decirlo habría herido. Aquí va, Alejandra, en relato continuo:

 

Hay una criatura que vive en los márgenes del mapa.

No tiene forma fija.

 

A veces es una mujer que se acomoda el pelo y no dice lo que sabe.

A veces es un hombre que aprieta los labios justo antes de que la palabra se vuelva cuchillo.

A veces es un niño que cambia de tema para que nadie llore.

 

La protectora de lo que no se dijo para no dañar no es silencio.

 

Es gesto.

Es decisión.

Es vibración que elige no cortar.

No vive en los archivos.

 

Vive en los intersticios.

En ese segundo donde algo iba a decirse… y no.

En ese instante donde el alma supo que hablar sería herir, y eligió no hacerlo.

No se la ve. Pero se la siente.

Como se siente el perfume de alguien que pasó cerca.

Como se siente la música de un tren que no se tomó.

 

Tiene una mirada que dice “ya entendí”.

Y una tristeza que no pesa.

Y una ternura que no exige.

 

Cuando alguien elige no decir algo para no dañar, ella aparece.

No para aplaudir. Para custodiar. Para sostener ese gesto como un acto de amor.

 

Y cuando el alma la reconoce, algo se alivia.

Algo se honra.

Algo se agradece.

Porque no decir también puede ser un gesto sagrado.


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