Mongolia y la Catedral
de los Santos Pedro y Pablo (Ulán Bator)
En la vasta estepa, donde
el viento sopla como un tambor ancestral, se alza la Catedral de los Santos
Pedro y Pablo. Es joven —erigida en 2003— pero se ha convertido en el corazón
de la pequeña comunidad católica de Mongolia.
El Umbral de la Estepa: dentro de la catedral, el silencio se mezcla con las
voces de niños y adolescentes que cada Navidad recitan himnos y oraciones.
La Luz que Florece: en un país donde apenas 1.500 fieles sostienen la
Iglesia católica, la Navidad se celebra con humildad y grandeza: pesebres
adornados con caballos, yurts y estrellas que guían.
La voz ortodoxa: aunque minoritaria, también hay presencia ortodoxa y
armenia, que recuerda la pluralidad de tradiciones en la región.
En la estepa infinita,
la Catedral florece: pequeñez y grandeza son un mismo canto.

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