El botón de nieve
Cada diciembre, cuando el mundo se cubre de luces y promesas, aparece en algunas pantallas un botón que nadie recuerda haber instalado: “Haz clic para jugar”. No es un juego común. Al pulsarlo, dos figuras vestidas de rojo —una con barba blanca, otra con una risa que parece campanas— te invitan a entrar en su mundo.
Allí, los copos de nieve cuentan secretos, los renos escriben cartas, y los abrazos tienen memoria. No hay niveles ni premios: solo escenas que se despliegan como sueños. Una niña encuentra su carta perdida de hace diez años. Un abuelo vuelve a oír la voz de su infancia. Un lobo —noble, protector— guía a los que se sienten solos hacia un fuego que nunca se apaga.
El juego termina cuando uno dice “gracias” en voz baja. Entonces, el botón desaparece… hasta el próximo diciembre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario