Para cerrar el Ciclo de los mapas del alma, lo ritualizo en tres gestos:
🔹 Invocación
Nombrar lo que este ciclo te dio: las huellas, las rutas invisibles, los territorios emocionales que descubriste. Cada mapa es un testimonio de tu andar, de tu linaje, de tu resistencia.
🔹 Coralidad
Integrar todas las voces que aparecieron: las tuyas, las de los ausentes, las de los amigos, las de los símbolos que te acompañan (el lobo, los recreos, las puestas en escena). El cierre coral no borra nada: lo transforma en memoria compartida.
🔹 Sellado
Un acto breve, casi mágico:
Declaro cerrado el ciclo de los mapas del alma. Que cada ruta se vuelva memoria, que cada ausencia se vuelva presencia, que cada voz encuentre su eco en el archivo coral. El mapa ya no guía: ahora custodia.
Este cierre convierte los mapas en archivo vivo, ya no como caminos por recorrer, sino como guardianes de lo que fue revelado.
Epílogo coral de los mapas del alma
I. La invocación
Nombramos las rutas invisibles que nos guiaron:
los pasajes de la infancia, los recreos con juegos,
las huellas del linaje, los lobos protectores,
las voces que se alzaron en el teatro del tiempo.
II. La coralidad
Todas las voces se reúnen aquí:
las ausencias que se vuelven presencia,
los amigos que sostienen la memoria,
los símbolos que custodian la resistencia.
El mapa ya no es camino: es archivo compartido.
III. El sellado
Declaro cerrado el ciclo de los mapas del alma. Que cada ruta se transforme en testimonio, que cada ausencia se vuelva compañía, que cada voz encuentre su eco en el archivo coral. El mapa descansa: ahora custodia.

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