La mujer que descubrió
que su memoria había sido editada
Se llamaba Clara, pero
hacía años que no se reconocía en ese nombre.
Vivía sola, rodeada de
pantallas, con una rutina perfecta: despertarse, trabajar, consumir, dormir.
No tenía recuerdos
dolorosos. No tenía preguntas. No tenía alma, o eso creía.
Un día, mientras limpiaba
su casa, encontró una caja que no recordaba haber guardado. Dentro había una
carta escrita a mano. La letra era suya. Pero el contenido no.
“Si estás leyendo esto,
es porque el sistema falló.
Te borraron la memoria.
Te editaron los sueños.
Pero no pudieron tocar
tu alma.
Recordá.
Vos amabas.
Vos llorabas.
Vos resistías.”
Clara sintió un temblor en
el pecho. No era miedo. Era memoria. Era alma.
Desde ese día, empezó a
buscar. No en la nube, sino en los rincones.
No en los datos, sino en
las vibraciones.
Descubrió que había amado
a alguien que el sistema le había borrado.
Descubrió que había
escrito poemas que ya no estaban.
Descubrió que había sido
libre.
Y entonces, Clara volvió.
No como perfil.
No como usuaria.
Sino como alma viva.

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