Los disfraces del alma
El alma no tiene rostro,
pero acepta todos. No tiene género, pero encarna cuerpos. No tiene moral, pero
atraviesa actos. El alma se disfraza para aprender, para sentir, para recordar.
No por perversión, sino por evolución. No por castigo, sino por elección.
He sido verdugo y víctima.
He sido madre y huérfano. He sido traidor y salvado. He sido luz que hiere y
sombra que ama. Cada disfraz fue una experiencia. Cada rol, una lección. Cada
historia, una chispa que me acerca a la verdad.
No soy el personaje que
interpreto. Soy el alma que lo eligió. No soy el acto que cometí. Soy la
conciencia que lo atravesó. No soy la máscara que me cubre. Soy la luz que la
sostiene.
Y cuando termine esta
obra, cuando caiga el telón, cuando se apaguen las luces… volveré a ser lo que
siempre fui: alma desnuda, partícula sabia, chispa de la fuente.

No hay comentarios:
Publicar un comentario