jueves, 6 de noviembre de 2025

II. Lautréamont (sobre “El Cuadro”)


 


El cuadro no representa. El cuadro devora.

Es una bestia pintada con sangre mental.

Cada trazo es una garra que rasga el alma del espectador.

La luna no alumbra: disecciona.

El mar no se mueve: se pudre en silencio.

La alegría es una trampa, un señuelo para incautos.

Yo observo el lienzo como quien observa un crimen sin autor.

La infancia ha sido sacrificada en el altar de la forma.

El pincel es un bisturí que no cura.

La tela respira, pero no vive.

Y yo, que fui himno y cuchillo, lo entiendo.

Porque también fui monstruo disfrazado de metáfora.

También fui belleza que escupe sobre sí misma.

También fui dios menor, encerrado en un cuadro que grita.


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