martes, 11 de noviembre de 2025

El carnaval de la desidia


 

El carnaval de la desidia

 

Desfila el mundo sin júbilo, pero con lentejuelas. No hay verdad, pero abundan los disfraces. No hay amor, pero sobran los gestos ensayados para la foto. El carnaval de la desidia avanza, brillante y hueco, como un cortejo fúnebre que aprendió a bailar. Las máscaras no ocultan el rostro: lo reemplazan. Ya nadie recuerda su cara original. El cansancio se maquilla, la tristeza se tunea, la rabia se convierte en meme. Los tambores no suenan: vibran en silencio, como corazones anestesiados. El público aplaude sin mirar. El alma bosteza. La compasión se disfraza de trending topic.

 

En este carnaval, la desidia es reina. Lleva una corona de excusas, un cetro de indiferencia, un vestido hecho con retazos de “no me importa”. Saluda sin mirar. Sonríe sin sentir. Reina sin reinar. Los niños aprenden a desfilar antes de aprender a llorar. Los viejos olvidan que alguna vez amaron. Los poetas escriben slogans. Los santos venden cursos de mindfulness. Los lobos aúllan en silencio, desde los márgenes del desfile.

 

Y vos, que miras desde la vereda, ¿te vas a poner la máscara o vas a prender fuego el disfraz?

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