martes, 7 de junio de 2016

EL ANGEL



Selene diosa de la noche
espejo de claridad y oscuridad
acompañas el andar de un ángel
un ángel extraviado en lóbregos senderos
senderos vigilados por agazapadas furias
furias de fauces perversas
furias de silencio y abandono

Ángel entraste en los dominios
del Rey de las Tinieblas
él ansía y ambiciona seducirte
atraparte con señuelos
devorar y arrebatar tu brillo
(pobre ángel)

Serafín enfrentado a la incógnita
a la tentación de la carne
te subyugan unas voces suaves
son las voces de sirenas malignas
voces que aguijonean tu fe

Ángel de nobleza y valor
intentas quebrar la incitación
demoníacas criaturas te empujan
te obligan a trasponer pasarelas peligrosas
pasarelas angostas, resbaladizas,
sembradas de trampas
pasarelas que se agrietan y se abren
se abren fauces cónicas, abismos infinitos
pasarelas cortantes como hélices
hélices de fuego rojos
que abrazan y congelan tu fe

Ángel ante tus ojos pasa una procesión a paso fúnebre
de eternas sombras de los no muertos…de los no vivos
caminan siempre por la misma cornisa
sus pasos no dejan huellas
sufridos núcleos ardientes, de pasión y pecado
corazones en  llaga es el de los sin alma
desahuciados y condenados
exiliados a una soledad sin cobijo
sin compasión, sin esperanzas de expeler un último suspiro
suspiro que nunca llegara a esas pobres almas
forzadas al suplicio y a la confusión perpetúa

Almas condenadas
almas atormentadas, mendigas y esclavas
esclavas de su lujuria
cegadas por la luz engañadora  del averno
imposible que adviertan el fulgor de las estrellas
sólo demandan piedad, perdón y paz
que  se acabe el martirio de la carne
el dolor de sus heridas hediondas
de las que brota inmunda sangre

Quimérico sueño el de esas almas
de huir de la desolación en la que están sumergidas
vociferan, aúllan, lloran, rugen, maldicen
se ahogan en su propio punición
la arena oscura petrifica sus gargantas irritadas…

El ángel las observa enajenado comprende su temor
un miedo sordo se apodera de él
le recorre la espalda lo inunda de frío
le hace agitar las alas
son los espantos susurrando su nombre
confundiéndolo, mintiéndole
luchan por arrastrarlo a sus pavores
quieren su luz divina,  llevarlo a la oquedad
consumir su corazón, sembrarlo de pena y frustraciones
con la esperanza de burlar su destino
llamado expiación

Selene lo acompaña con su espejo de claridad y opacidad
rescata al ángel de los garfios de hierro de los proscriptos
arpías contracturadas de delirio por robar  su resplandor

Selene
no dejará que lo corrompan
ni que mengüe su fe
Selene
no abandonara a la criatura celestial




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